Los jugadores de rol somos supersticiosos, puntillosos, maniáticos, y bastante gilipollas en definitiva. Y si hay un elemento material sobre el que volcamos nuestras neurosis son… LOS DADOS!!!
Los dados son esos elementos de la naturaleza que han postrado de rodillas a facultades enteras de estudiantes freaks de estadística y matemáticas. Son esas pequeñas piezas de plástico en las que buscamos la originalidad, la belleza estética, y una sonrisa de los Hados de la Suerte y el Destino.
Cuando vi el documental «The Dungeons & Dragons Experience» salía un muchacho pidiéndole a Gary Gygax que le bendijera los dados. También aparecía un tío que tenía una empresa de dados que mostraba algunos fabricados en hueso de dinosaurio fosilizado (a 60 $ la pieza), en metal, tallados en piedras semipreciosas… Este tío cuyo nombre no recuerdo comentaba que la gente se deshacía de sus dados cuando «se gafaban», y ponía diversos ejemplos de destrucción como:
– Quemarlos con un soplete.
– Derretirlos en el microondas.
– Arrojarlos desde un barco en alta mar.
– Enterrarlos en mitad del campo.
Desde que esta información llegó a mi cerebro caí en la cuenta de cuan grillados podemos llegar a estar muchos de los que jugamos a esta clase de juegos. Por este motivo comencé a anotar todas las manías que veía por ahí en cada mesa para mostraros el resultado. Posiblemente, amigo rolero, te sientas identificado con muchas de las chorradas que leerás a continuación, pero si deseas contarnos alguna manía particular que no aparezca reseñada en este artículo, ha llegado la hora de que te confieses en los comentarios que encontrarás más abajo. Read & Enjoy 😉
Cuando los escoges y colocas:
– No compartir ni prestar los dados. La manía más extendida. Esta es como la primera ley de la Robótica, un caso impepinable de Verdad Absoluta. Para esta regla el propio Hackmaster tiene su propia versión:
Si tocas los dados de tu compañero, aunque sea por error, este tiene autorización automática para darte una hostia, (o partirte la cara, en función de la gravedad).
– Odiar a los jugadores que no se traen los suyos propios. Consecuencia directa de la anterior.
– Tirar los dados a solas «por tirar» con el objetivo de «gastar las pifias» que el dado tiene reservadas para la partida, procurando a su vez no «gastar los críticos». Si gastas las pifias que trae el dado, todas las tiradas que quedan para esa tarde serán buenas. Esto en el cerebro de alguno de nosotros todavía tiene sentido.
– Llevar a la partida solo el juego de dados necesarios, no el saco con los 4.000. Manía propia, aunque podría hacerla extensiva como consejo. Hay gente que ha perdido la bolsa entera en el bus…
– Tener separados los dados «de la suerte» de los dados «gafados». Los creyentes en esta neurosis piensan que existen estas diferencias, claro.
– No jugar/seleccionar nunca dados de color negro. Como con los gatos, se equivale la mala suerte al color negro. A mi esto me pasaba con los exámenes de la facultad; si lo escribía con un boli negro era suspenso seguro.
– En la propia tienda al comprarlos, tirar los dados sobre el mostrador para adquirir aquellos que den el resultado más alto. Si, yo no hago. Y no soy el único.
– Probar a tirar los dados antes de salir de casa, y desechar aquellos que den un resultado más bajo. No, veis? esto ya no lo hago 😀
– Preferir los dados pequeños/Preferir los dados grandes. Cuestión de gustos, los pequeños ruedan más (y se pierden más fácilmente), los grandes se ven más claramente...
– Ponerle nombres especiales y curiosos a algunos dados concretos. Soy culpable. Yo tengo un «Moco Rosa», un «Semen de Dragón Petrificado», y unos «Hellboy».
– Dormir con la bolsa de dados bajo la almohada para sincronizarlos con tus energías, personalidad y suerte. Esta costumbre es algo que se hace comunmente con las cartas del Tarot, así que suponemos que vendrá heredado de ahí.
– Colocar sobre la mesa el D20 con la cara del 20 hacia arriba y el D100 también con el 00.1 hacia arriba para «visualizar los críticos». Me confieso culpable 😉
– Formar una fila de dados sobre la mesa con todos los mínimos hacia arriba. Una versión de la anterior, supongo.
– Organizarlos por grupos de colores o por número de caras. Un intento inutil de poner Orden en el Caos.
– Colocar los D10 con los 0 para arriba y juntarlos formando un monigote denominado «el hombre feliz».
– Hacer una torre de dados apilándolos uno sobre otro. Justo después se caen y todo el grupo termina buscándolos por el suelo. Como siempre digo «si no se cae un dado de la mesa, no es una partida de rol».
– Tener los dados en el puño fuertemente cerrado. Supuestamente para cargarlo de Poder cual Misil Mágico.
– Rotar 2D20 o 2D10 en la palma de la mano uno sobre otro. A lo David Bowie con las bolas de cristal en Dentro del Laberinto. No me preguntéis por qué, supongo que serán reflejos nerviosos como la gente que gira bolígrafos o los mordisquea.
Cuando los tiras:
– Nunca tirar los dados con la mano izquierda. El sentido es la relación entre izquierda/siniestra que equivale a la mala suerte.
– Nunca tirar a la vez dos dados del mismo color.
– Que una tía buena te los sople. Primero habría que conocer a una tía buena y drogarla para arrastrarla a una mesa de rol. Esto nada más que ocurre en Las Vegas. Yo como mucho le muestro mis dados al perro para que los olfatee.
– Soltar frases «de poder» al arrojar los dados como:
– «¡La suerte sólo favorece a los valientes!»
– «¡Dame tu Fuerza Pegaso!»
– «¡Papi necesita unos zapatos nuevos!»
– «Ooooooondaaaaaa Viiiiitaaaaaaaal yaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!» o «かめはめ波, Kame Hame Ha» para los más otakus.
– «Libera el Mal»/»Libera el Bien», según las necesidades del jugador.
– Imitar el sonido de una bomba/disparo/pedo/grito de orco/tirar de la cadena del WC…
– Tirar un grupo de dados de uno en uno, porque si se tiran todos los dados a la vez los resultados son menores. Solo para creyentes, aunque reconzoco que yo lo he visto.
– Cuando se consigue un crítico, volver a tirar en el mismo sitio de la mesa. Por las llamadas Fuerzas Telúricas.
– Usar un D20 para cada función (uno para Iniciativa, otro para el Combate, y otro para las Habilidades). Aunque suene raro, esta costumbre esta tremendamente extendida entre jugadores de Dungeons.
– Tener una actitud positiva al tirar, confiar en que vas a tener éxito en la prueba. Cuanto más negativo es uno, peores son sus tiradas, como si las emociones del jugador fuesen capaces de alterar el resultado de una tirada de dado. Juro por mi madre que esto lo tengo totalmente comprobado. La actitud positiva es importante para todo en esta vida.
– Creer que tirando un dado mirando la cara del 1 (el menor valor posible), caerá mostrando la cara del 20 (el mayor valor posible). Conozco un par de jugadores que lo aseguran, aunque yo creo que tiene más que ver con el movimiento de la mano al lanzarlos que con el hecho de mirar fíjamente el 1.
– Dejar caer los dados suavemente/Arrojarlos con fuerza contra algo. Existen ambas versiones para obtener buenos resultados, según gustos.
– Tirar los dados sobre la hoja del PJ sin que salga de los límites de ésta. Para que el PJ pueda controlar los resultados.
– Usar una Zona de Tirada de Dados (ZDTD). No se pueden tirar en cualquier parte, sino en una zona específica (un cajón, una bandeja). Cualquier tirada que caiga fuera no sirve. Esta proviene también del Hackmaster, y procura aportar algo de orden a las partidas.
– Tirar con cubilete de plástico/cuero cual jugador del Kiriki. En toda mi vida solo he conocido 3 masters que lo hacen como algo habitual, buscando ocultar sus tiradas sin tener que usar pantalla. Lo he probado pero no me termina de convencer.
– Lamer/Besar/Soplar/Escupir/Meter en las orejas/Meter en los ojos los dados antes de tirarlos. Todas estas acciones, a cual más bizarra, tienen que ver con el hecho de impregnar los dados con «fluidos» del propio jugador con el fin de que algo de su cuerpo físico ruede con el dado sobre la mesa. Hay quien dice que meterlos en las orejas tiene como objetivo oir lo que «los dados tienen que decir».
– Meterse los dados en la boca, chuparlos/moverlos/masticarlos como quien se esta comiendo un caramelo y pedirle al compañero de la derecha que le de una colleja voluntariamente para escupirlos sobre la mesa en ese instante. Yo confieso que lo he hecho en algunas ocasiones y es una cerdada, pero te partes el culo.
– Tirar los dados tras la pantalla de master para provocar tiradas increibles que jamás sacarían los jugadores. Cuando masteo lo hago bastante a menudo. Sobre todo cuando las cosas estan poniendose crudas para los PJs.
– Agitar el puño/la cajita/las manos ahuecadas en que se llevan los dados antes de tirarlos. También un clásico. En este caso lo raro es no hacerlo, no?